Es curiosa la necesidad que tenemos de sentirnos especiales y sobre todo de que lo de ahí fuera nos lo haga sentir. Casi todas las estrategias en publicidad y redes sociales apuntan a lo mismo: hacerte creer que eres único,valioso, irrepetible no por ser quién eres, sino por llevar lo que llevas, consumir lo que consumes o relacionarte con quien te relacionas.
Ser un super-amigo tiene que molar, creo que a mí también me gustaría serlo. Los humanos somos así: seres emocionales que buscan emociones a través de lo superficial.
Y ya dejo este profundismo de domingo que me ha asaltado.